Tabla de Contenido
- El Amanecer de la Computación Personal: La Era Dorada de Compaq Presario
- Análisis Técnico a Fondo: Desglosando los Modelos Clave
- Legado y Segunda Vida: El Universo Presario en el Siglo XXI
El Amanecer de la Computación Personal: La Era Dorada de Compaq Presario
Quienes llevamos ya unas cuantas líneas de código escritas y sistemas desplegados, recordamos una época en que la computación personal era un territorio muy diferente. Antes de los ultrabooks y las arquitecturas ARM en portátiles, una marca se convirtió en el estándar de facto en millones de hogares: Compaq. Y dentro de su arsenal, la línea Presario fue la punta de lanza, el sinónimo de 'el PC de casa' durante los 90 y la primera década de los 2000. Para entender su impacto, hay que transportarse a un tiempo donde tener un ordenador no era la norma. Compaq, fundada en 1982, ya había demostrado su audacia con los primeros PC portátiles compatibles con IBM. Vieron un nicho que el gigante azul ignoraba: el usuario doméstico. El lanzamiento de la línea Presario en 1993 fue un golpe sobre la mesa. El nombre, que sonaba profesional, escondía una estrategia orientada 100% al hogar. Los primeros modelos 'todo en uno' eran una genialidad en simpleza: monitor y CPU en una sola pieza, listos para usar al sacarlos de la caja. Venían con software precargado, desde procesadores de texto hasta juegos, algo que hoy damos por sentado pero que entonces era revolucionario. No necesitabas ser un experto para ponerlo en marcha, y eso lo cambió todo. El éxito fue masivo y catapultó a Compaq a la cima. Con la evolución, la línea se expandió a los formatos que cimentaron su leyenda: las torres de escritorio y, sobre todo, los portátiles. Aquí es donde bestias de trabajo como el CQ40 y el C700 entraron en escena. No eran solo herramientas, eran centros multimedia perfectos, bibliotecas y nuestra primera ventana a una internet que empezaba a explotar. Su diseño buscaba el equilibrio. Hoy nos parecen voluminosos, pero en su momento, llevarte un C700 con su generosa pantalla ancha a otra habitación para ver un DVD era el summum de la portabilidad. Sus especificaciones, con procesadores Intel y RAM expandible, lo hacían un caballo de batalla para estudiantes y profesionales. La serie CQ, ya bajo el paraguas de HP tras la adquisición de 2002, refinó la fórmula. El CQ43 es un gran ejemplo de esta madurez: más estilizado, con un chasis mejorado y configuraciones con procesadores AMD o Intel que ofrecían un rendimiento decente para la web moderna y ofimática sin destrozar el presupuesto. El secreto del éxito sostenido de toda la gama, incluyendo el sólido CQ61, fue siempre su brutal relación rendimiento/precio. Compaq, y luego HP, entendieron que el mercado masivo no busca lo último en tecnología, sino soluciones fiables y asequibles. Esta filosofía se notaba en todo el ecosistema: la facilidad para encontrar accesorios, baterías o cargadores era total. Recuerdo montar pequeñas oficinas para emprendedores donde los Presario eran la opción por defecto. Eran fiables, el soporte técnico era razonable y no requerían una gran inversión. Aún hoy, me topo con algún viejo CQ40 en un taller o una tienda de barrio, gestionando facturas sin quejarse. Hablando del CQ56, este modelo es un clásico. Lanzado en pleno apogeo de Windows 7, ofrecía una experiencia de usuario pulida y estable. Su diseño era funcional, sin adornos, con un teclado cómodo y un trackpad que cumplía. Era la máquina de batalla por excelencia: no era bonita, pero sabías que al día siguiente iba a arrancar. Sus configuraciones con AMD Athlon II o Intel Celeron/Pentium lo hacían ideal para el entorno universitario. Pero su verdadera magia, que analizaremos más adelante, es su increíble facilidad para ser desmontado y actualizado, una cualidad que le ha otorgado una longevidad impensable y lo ha convertido en un favorito del mercado de segunda mano y de los que amamos 'cacharrear'. El legado de estas máquinas es innegable. Definieron lo que un ordenador doméstico debía ser y abrieron la puerta de la era digital a millones de personas. La historia de los Presario es la historia de cómo la tecnología se coló en nuestras vidas para quedarse.

Análisis Técnico a Fondo: Desglosando los Modelos Clave
Para nosotros, los técnicos, la verdadera historia de un equipo está en su hardware. Las Compaq Presario no eran solo carcasas de plástico; eran un ejercicio de equilibrio de ingeniería para maximizar el rendimiento a un costo determinado. Vamos a meternos en las entrañas de los modelos que definieron la línea: el C700, el CQ40, el CQ43, el CQ61 y el popular CQ56. Cada uno es una fotografía de su tiempo.
Compaq Presario C700: El Tanque Multimedia
Lanzado en la era de Windows Vista (circa 2007), el C700 era un reemplazo de escritorio en toda regla. Su principal atractivo era una pantalla ancha de 15.4 pulgadas con tecnología BrightView. Para la época, ver una película en DVD en esa pantalla era una experiencia de lujo. Bajo el capó, tenías opciones. Los modelos de entrada montaban un Intel Celeron, suficiente para ofimática básica, pero podías escalarlo a un Pentium Dual-Core, que ya te permitía una multitarea más seria. La RAM partía de 1 GB, pero la actualización a 2 GB o más era prácticamente obligatoria para que Vista no se sintiera como si estuviera nadando en melaza. El apartado gráfico, a cargo de la integrada Intel GMA X3100, cumplía para la interfaz Aero y vídeo, pero olvídate de juegos 3D modernos. Su conectividad era un reflejo de la transición: tres puertos USB 2.0, VGA, Ethernet y hasta un módem de 56k, un vestigio de otra era. Su punto débil era conocido: las bisagras de la pantalla. Con sus casi 3 kg, era más 'transportable' que portátil.
Compaq Presario CQ40: El Salto a la Modernidad
El CQ40 (2008-2009) fue una evolución importante. Con su pantalla de 14.1 pulgadas, era más ligero y compacto. Introdujo el acabado brillante 'Imprint' de HP, que aunque era un imán para las huellas, le daba un aire mucho más moderno. Aquí la guerra Intel vs. AMD estaba en su apogeo, con opciones Celeron/Pentium/Core 2 Duo por un lado y Athlon/Turion X2 por el otro. Esto generó una competencia de precios brutal. El CQ40 ya venía con 2 o 3 GB de RAM de serie, mucho más adecuado para Vista y el inminente Windows 7. La gran novedad para muchos fue la opción de gráficos dedicados de entrada, como la Nvidia GeForce 8200M G. No era una bestia gaming, pero te permitía disfrutar de títulos más antiguos con soltura. Y lo más importante: incluyó un puerto HDMI. Este pequeño añadido fue clave, convirtiéndolo en un centro multimedia perfecto para conectar a las nuevas TVs planas. Su principal problema, especialmente en los modelos AMD, era la gestión del calor. Una limpieza del ventilador era mantenimiento preventivo obligado.
Compaq Presario CQ43, CQ56 y CQ61: La Plataforma Madura
Estos tres modelos representan la consolidación de la línea bajo HP, usando una plataforma común adaptable a diferentes necesidades. El CQ43, con 14 pulgadas, era el ultrabook de los pobres: básico, económico y diseñado para la portabilidad. A menudo usaba procesadores AMD Fusion (APUs), que integraban CPU y una GPU sorprendentemente decente, ideal para vídeo HD y web. El CQ56, con su pantalla de 15.6 pulgadas, fue el verdadero heredero del espíritu del C700, pero optimizado. Fue un superventas por su simplicidad y fiabilidad. Equipado con procesadores como el Intel Celeron 900 o el AMD Athlon II P340, era el perfecto oficinista. Con 2-3 GB de RAM y 250-320 GB de disco, tenías máquina de sobra para el día a día. Su diseño de plástico texturizado era práctico y su teclado tipo chiclet, una delicia para escribir. Finalmente, el CQ61 era el hermano mayor. Compartía chasis y diseño, pero ofrecía configuraciones más potentes: procesadores Core 2 Duo o Turion II, más RAM (hasta 8 GB) y, crucialmente, un teclado numérico completo, una bendición para cualquiera que trabajara con hojas de cálculo. Lo más importante de esta serie CQ, y la razón de su longevidad, es su increíble facilidad de reparación. Quitando una tapa en la parte inferior, tenías acceso directo a la RAM y al disco duro. Cualquiera podía hacerlo. Esta característica, hoy casi extinta, es la que permite que un viejo CQ56 con un SSD y más RAM pueda seguir siendo una herramienta útil y ágil con un Linux ligero o incluso con Windows 10 para tareas básicas.

Legado y Segunda Vida: El Universo Presario en el Siglo XXI
La historia de una pieza de hardware no termina cuando se descataloga. Su verdadero legado se mide por su impacto y su utilidad a lo largo del tiempo. En una era de obsolescencia programada y dispositivos sellados, ¿qué lugar ocupa un viejo Compaq Presario? Para un desarrollador, un técnico o un simple entusiasta, la respuesta es: un lugar muy especial. Máquinas como el CQ40 o el CQ56 son hoy lienzos en blanco, testimonio de una filosofía de diseño que hemos perdido.
La Adquisición por HP y el Fin de una Marca
La compra de Compaq por HP en 2002 fue un terremoto en la industria. Al principio, HP mantuvo sabiamente la marca Presario, aprovechando su increíble posicionamiento. Los modelos como el C700 o toda la serie CQ (CQ61, CQ43, etc.) nacieron de esta unión, combinando la popularidad de Compaq con la experiencia en diseño de HP. Sin embargo, la estrategia a largo plazo de HP fue potenciar su propia marca, Pavilion, relegando a Presario a la gama de entrada hasta que, alrededor de 2013, la marca se desvaneció de la mayoría de mercados. Fue el fin de una era, pero no de las máquinas.
La Cultura de la Reparación y el Mercado de Ocasión
Aquí es donde la historia se pone interesante para nosotros. La construcción modular y robusta de estos portátiles los convierte en un sueño para reparar y actualizar. Esta cualidad es la que ha creado un vibrante mercado de segunda mano. Por menos de lo que cuesta una cena para dos, puedes conseguir un CQ56, añadirle un SSD de 120 GB y un módulo de RAM, y obtener una máquina sorprendentemente ágil. Si le instalas una distro ligera de Linux como Lubuntu o Zorin OS Lite, tienes un equipo perfecto para programar en Python con editores esenciales, usar como terminal SSH, navegar por la web o como el primer ordenador para que un niño aprenda a programar sin miedo a romper nada. Encontrar un tutorial en YouTube para desmontar un CQ40 es trivial, y las piezas de repuesto siguen siendo baratas y accesibles. Este enfoque no solo es inteligente económicamente, sino también sostenible, alargando la vida de la electrónica y reduciendo la basura tecnológica.
Retro-Computing y Usos de Nicho para Profesionales
Para otro sector de la comunidad, el valor de un Presario C700 no es ejecutar software moderno, sino todo lo contrario. Son máquinas del tiempo perfectas para correr sistemas operativos y juegos de la era de Windows XP y 7 en su hardware nativo. Como técnico, a veces necesitas un portátil con puertos que ya no existen para interactuar con maquinaria industrial o equipos de diagnóstico antiguos. Su BIOS simple y su arquitectura documentada los hacen ideales para experimentar con sistemas operativos y aprender los fundamentos de la computación. Un CQ61 con su puerto ExpressCard puede ser una navaja suiza para conectar hardware legacy. Su compatibilidad con periféricos antiguos es una bendición que los puertos USB-C universales, con sus mil adaptadores, no siempre pueden igualar.
Conectando el Pasado con el Presente
La utilidad de un viejo Presario no se limita a tareas aisladas. Puede ser un ciudadano de primera en tu red local. Un CQ43 de bajo consumo puede convertirse en un servidor Plex o Jellyfin conectado a tu TV. Puede ejecutar Home Assistant para domotizar tu casa, o actuar como un bloqueador de anuncios para toda la red con Pi-hole. Con un buen monitor externo y un teclado y ratón modernos, la experiencia de usuario mejora exponencialmente, demostrando que el 'cerebro' de la máquina, aunque veterano, sigue siendo capaz. En definitiva, las computadoras Compaq Presario son un testimonio de una era de diseño accesible y reparable y un puente hacia la moderna guía de computadoras portátiles HP. Su legado vive en las manos de quienes, por necesidad, hobby o nostalgia, se niegan a desecharlas. El CQ56, el CQ61 y sus hermanos no son reliquias; son plataformas activas, herramientas fiables y un recordatorio de que la buena ingeniería no caduca, se reinventa.